No recuerdo muy bien la primera vez que oí de él. Creo que estaba en quinto grado, tal vez sexto. Mis compañeros de clase hablaban de su comedia porque era tabú. Sus películas contenían sexo, uso de drogas y cosas que a esa edad en verdad no entendía. En ese tiempo me reía más por sus gestos… lo cómico era el slapstick. Luego, comencé a entender su comedia.
Los mejores comediantes te hacen reír con la verdad. Nos reímos con cosas que nos pasan, que sentimos, que pensamos (a veces escondemos estos pensamientos, porque hay que mantener apariencias). Crean controversia y te hacen pensar. Y por un momento, te olvidas de tus agravios y sólo existe la risa (la incontenible, la que no te deja respirar, la que te trae lágrimas de felicidad a los ojos) y cada vez que recuerdas algo que dijo te ríes otra vez. Así era la comedia del señor Pryor. Lograba mostrar algunas de las cosas más feas que existen en el mundo y nos hacía reír con ellas.
Ahora, este sábado, 10 de diciembre, se despidió de su público por última vez. Pero esta vez nadie está riendo.
1 comentario
Richard siempre sorprendía a las multitudes. Todavía recuerdo cuando apareció por primera vez en SNL y el canal tuvo que hacer un delay de 5 segundos, solo por si acaso Richard se pasaba de la raya. Su irreverencia era asombrosa, digna de admirarse la verdad.