Escribo esto mientras escucho por medio de Aljazeera al pueblo egipcio celebrar la dimisión de Hosni Mubarak. Tardaron dos semanas en derrocarlo, luego de treinta años de soportarlo. A ellos les toca ahora reformar un gobierno cleptómano que aún queda en manos de individuos que se benefician del pueblo. No será tarea fácil, pero ese pueblo ha demostrado que tiene las agallas para instituir cambios.
Dicen que lo peor que se puede hacer es acorralar a un animal, por más indefenso que sea. En cada confrontamiento el animal determina si corre o pelea, por instinto, pero cuando se elimina la opción de correr, luchan. Mubarak, junto con su familia, amigos y partidarios, vivían a sus anchas, a cuestas del sudor del pueblo egipcio. Se le olvidó que tenían que dejarle comida al pueblo, como mínimo. Eliminó vivir como opción.
Podemos observar paralelos entre la situación egipcia y la nuestra, y por supuesto, con la del resto del mundo. Aquí existe una clase política que, como parásitos, viven de los impuestos que pagamos. Les pagamos automóviles, celulares y hasta comida lujosas (porque $165 al día en comida es un lujo). Cuando rompen alguna ley, manipulan el sistema para salir airosos. Si les caes bien y financias sus campañas, manipulan el sistema a tu favor. Mientras tanto, los que pagamos impuestos nos preguntamos cómo se invierte nuestro dinero y nos quedamos insatisfechos y sin respuestas.
A la vez, suprimen nuestros derechos si nos atrevemos a protestar. Congrégate y grita, para que sientas la macana, el táser, el gas pimienta y el lacrimógeno. Les ha sucedido a los estudiantes de la UPR desde septiembre 2009. Sin embargo, ellos se dieron cuenta de que, si no actuaban, se quedarían sin universidad. Les han perdido el miedo a la Policía, a la administración y hasta a la cárcel.
El día se aproxima; la clase media, la que ha pagado el sueldo y los excesos a los Antonio Soto de la vida, a los Julito González y a los Jorge de Castro Font, se queda sin dinero para el carro, la casa y la comida. Es una pena que solo ese día conseguiremos las agallas para unirnos a los estudiantes en su lucha.
El pueblo egipcio habló hoy y claro. En dos semanas sacaron al líder de una cleptocracia. ¿Cuánto tardarán los puertorriqueños? Al menos, comencemos con sacar a la Policía de Puerto Rico de nuestra universidad. Hace unos minutos, el presidente de la UPR, José Ramón de La Torre, anunció su renuncia. Es una pequeña victoria, supongo, pero no para conformarnos. Es para tomar aliento y valentía y apoderarnos de nuestro país de una vez y por todas.
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