Premio Nacional de Novela 2010*
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*Premio Nacional*
*Este jurado, de forma unánime, ha decidido otorgar el premio
nacional de novela a los siguientes trabajos: Esa antigua tristeza de José
Borges y Concierto para Leah de Mayra Landa.* De entre varias novelas de
gran calidad literaria publicadas en Puerto Rico durante el año de 2010,
estas dos obras despuntan para alcanzar un espacio indeleble en el mundo de
nuestras letras así como en las letras de nuestro mundo. Partiendo del
caudal temático que proveen la ciencia y la historia, la imaginación
florida de estos autores ha hecho lo suyo para ofrecernos dos piezas de
singular belleza. Huelga decir que a pesar de su paralelismo cualitativo,
nos presentan mundos distintos que de seguro habrán de merecer los más
variados comentarios. He aquí los nuestros:
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*Esa antigua tristeza *de José Borges
Por medio de un lenguaje sobrio y depurado, José Borges nos adentra
en el trepidante mundo de la ciencia ficción y de ahí al de la ficción en
pleno, cuando el personaje bíblico de Lázaro es traído como un elemento de
laboratorio. La ambición desmedida de unos científicos ha contagiado al
mundo con un virus que lo condenaría a su extinción y el cuerpo inmortal de
Lázaro les es útil para crear un antídoto salvador. El narrador se las
arregla para dentro de ese marco de rebosante ficción mostrarnos unos
personajes muy creíbles y afines con el perfil espiritual del hombre
moderno. Las pasiones humanas más burdas desfilan ante nuestros ojos con la
espontaneidad con que se manifiestan en el día a día que conocemos.
De otra parte, Lázaro, aún con el misticismo que acarrea su
procedencia, se acopla perfectamente al marco realista en que se le ha
encajonado. Es un Lázaro cínico, inescrupuloso y violento, que ha optado
por mantenerse al margen de la gente para poder vivir su interminable vida.
Lejos de glorificar al Dios todopoderoso que le ha concedido siglos de
vida, lo acusa de ignorar las penurias de los seres humanos que creó. Es
éste, tal vez, uno de los tópicos más brillantes de este trabajo. El
narrador se vale del personaje de Lázaro –que nos recuerda al Prometeo
Encadenado– para filosofar sobre una gama de conceptos existencialistas
perennemente presentes en las mentes más complejas y lúcidas del mundo
occidental.