Esta reseña se publicó originalmente el 28 de octubre de 2012 en la sección ¡EA! de El Nuevo Día.
Ese mito llamado Justicia
por José Borges
El hallazgo del cadáver de una adolescente en una plaza pública desata la trama de la novela
Justicia, del escritor mexicano Gerardo Laveaga. El autor, quien además es abogado, reportero y
profesor, refleja cómo funciona el proceso jurídico criminal en su país. Nos presenta una novela de
corte realista, aunque moderna y negra, que cuestiona si la Justicia aún existe en tiempos actuales.
Laveaga monta la trama por medio de una estructura algo compleja, en la que cada capítulo se narra en diferentes voces. Las intervenciones de la protagonista, Emilia Miajas, ocurren en
segunda persona, mientras que la tercera y la primera persona se utilizan para ilustrar sucesos desde el punto de vista de otros personajes. Esta estructura, inicialmente, sumerge a los lectores en la incertidumbre de qué sucede y los obliga a que continúen leyendo para descifrar los sucesos.
La expedición a las entrañas de las cortes mexicanas se muestra de manera interesante. La corrupción afecta todos los niveles del Gobierno y refleja el abuso del Estado hacia aquellos que se
supone proteja. Dentro de esta trama de realidades crudas, encontramos también el idealismo de Emilia y sus aspiraciones profesionales y románticas. La caracterización de la protagonista resulta sexista, ya que el autor no le permite razonar un pensamiento sin estar desnuda, añorar algún encuentro o reflexionar acerca de la relación con su novio, un abogado corporativo.
El asesinato, aunque clave en el desarrollo de la novela, no retiene la importancia del inicio. La manera en que operan las cortes y cómo los grandes intereses del país afectan la aplicación de la
ley se llevan el protagonismo. A mitad del camino, el autor divaga en las preocupaciones banales de Emilia y peligra en perder el interés de los lectores. Al que continúe, le espera un final satisfactorio para este tipo de novela.
Justicia
Gerardo Laveaga
Alfaguara, 2012