Tempestad editorial
Una de las características del género novelístico es que puede ser de larga extensión, lo cual le permite una serie de complejidades que otros géneros no pueden lograr. Lo mismo puede contar una saga dinástica que un suceso de veinticuatro horas o menos. Muchas veces, la trama de una novela suele ser un recuento de la vida de un personaje, como es el caso de Tempestades solares, la primera novela de la cubana Grettel J. Singer, radicada en los Estados Unidos.
La obra se centra en la vida de Amalia, una joven cubana cuya familia emigra a Miami a través de Venezuela a finales de los años ochenta. Describe la infancia de la protagonista en Cuba, la estancia breve en Venezuela y el resto de su adaptación a la vida en los Estados Unidos.
Es una novela que contiene varios temas interesantes, como el amor, las relaciones familiares, el despertar sexual y la vida del inmigrante, que cuenta casi todos los sucesos importantes de la vida de Amalia. En casi trescientas páginas, la autora cuenta minuciosamente más de veinte años de vida de la protagonista.
Aunque la trama es interesante, la novela sufre de ciertos defectos. El que más la perjudica es que todo está demasiado dicho y casi nada mostrado. A veces, la obra se lee como una sinopsis de una trama interesante más que una novela. Los lectores sabrán lo que piensan y las motivaciones de todos los personajes, porque la autora nos lo cuenta con lujo de detalles. Además, hay datos importantes que se mencionan muy tarde, como sucede con uno de los amantes de Amalia, que se nos presenta y luego, unos cuatro capítulos después, nos enteramos de que es casi treinta años mayor que ella. Parece más bien un problema de edición, ya que, además de lo mencionado, también tiene errores ortográficos que no se esperan de un libro que proviene de una casa editorial. En fin, Tempestades solares es un primer intento que se habría beneficiado de un cedazo más riguroso antes de su publicación.
Tempestades solares
Grettel J. Singer
Sudaquia Editores, 2014
Esta reseña se publicó en El Nuevo Día en febrero 1 de 2015.