Reseña: Two men and a mule

Viaje a los Andes

Two Men and a Mule: The Last City of the Incas, del inglés Hugh Thomson, es una crónica de un viaje que realiza el autor con otro explorador (y una mula llamada Washington), a los Andes peruanos. Allí visitan Espíritu Pampa, una de las últimas ciudades donde habitaron los incas y a la que consideran el último bastión de esa civilización.

Tanto el autor como su acompañante Benedict Allen, también británico, son exploradores que se han destacado por sus descubrimientos de valor arqueológico. Sin embargo, ninguno de los dos es arqueólogo, sino que se alimentan de los escritos de los estudiosos para saber dónde explorar.

two-men-and-a-muleLa crónica comienza en Huancacalle y termina en Chontabamba, luego de haber entrado en Espíritu Pampa. Thomson narra con cierto sentido del humor y se le nota el amor y el asombro que tiene ante la jungla andina y las civilizaciones que habitaron en ella. A la vez, les provee a los lectores unas breves lecciones de historia inca, como la historia del emperador Manco Inca Yupanqui y su rebelión contra los españoles, la de Tupac Amaro y su resistencia a ver su pueblo someterse, y la de José Gabriel Condorcanqui, un arriero que tomó el nombre de Tupac Amaru II, en honor a su ascendiente, en el siglo XVIII y se rebeló contra los españoles otra vez. Además, explica cómo se confundió a Machu Picchu con Espíritu Pampa y se creyó que era la última ciudad inca. Además, explica que aún queda por descubrir mucho de los incas y las civilizaciones que los antecedieron, como los Wari, debido a lo difícil del acceso a las ruinas que quedan.

En fin, Two Men and a Mule es una crónica breve y entretenida, que revela en cierta medida lo que es ser un explorador en un planeta que, debido a la tecnología existente, podría considerarse erróneamente descubierto por completo. Muestra que aún nos queda mucho por aprender y entender de nuestra historia natural.

Two Men and a Mule: The Last City of the Incas

Hugh Thomson

Edición de autor, 2015

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en noviembre 22 de 2015.

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