Aaaaaaarrrrgggg

Me levanté el sábado con el antebrazo hinchado. No sé por qué. Me produjo bastante estrés, así que decidí ir a una sala de emergencia cercana. Luego de esperar dos horas, la doctora de turno me informó que podía ser una celulitis o producto de alguna picada. Me recetó antibióticos para prevenir una infección. También me mandó a que me administraran un antibiótico intravenoso allí mismo. Sí: una inyección.
La enfermera, al darse cuenta que era una dosis «bastante fuerte» (en sus palabras) la dividió en dos. Me administró una mitad en cada nalga. La aguja no me dolió, pero al entrar el líquido… es como si te inyectaran rocas por las venas. Caminé raro por las próximas dos horas.
Por suerte, el resto de los antibióticos se administran en cápsulas, así que no tendré que someterme a otra tortura. Pero, resulta que la doctora nunca firmó la receta. Me toca otra visita al médico para ver qué carajo tengo en el antebrazo y me haga una receta firmada.
Creo que al cumplir mis 35 años se me expiró la garantía: todo comienza a joderse de cantazo. Como cuando saldas el auto. Me canso de tanto médico.

Hoy: escribir. Luego iré a ver «Maldito árbol tropical» en el teatro Arriví. Teatro Breve por la noche.

Technorati Tags: ,

2 comentarios

    • liliana el noviembre 5, 2007 a las 12:13 am

    siempre puedes renovar la poliza.

    • Hiriana el noviembre 6, 2007 a las 11:29 pm

    Recuerda que ahora debes andar preparado… No sea que las autoridades te citen para testificar (por si los del TEM tienen que ver con que no se firmen las recetas!!!). JA!

    Por eso yo confío en el milagroso jugo de china.

    Espero que te mejores.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.