Reseña: El cuento de la criada

Historia de una distopía

Desde los ataques terroristas a las torres gemelas en Nueva York, la ciudadanía estadounidense decidió entregar sus derechos a cambio de lo que perciben es la seguridad. Lo vemos en los aeropuertos, donde los viajeros permiten que se le fotografíe desnudos antes de abordar un avión. El fundamentalismo religioso cristiano también ha gozado de popularidad desde entonces y ha impulsado cambios en las leyes de ese país, especialmente desde la llegada del presidente actual. Al leer El cuento de la criada, de la canadiense Margaret Atwood y traducida al español este año, uno podría pensar, equivocadamente, que se escribió en tiempos recientes, en vez de 1985. No obstante, como toda buena ciencia ficción, abre paso para la reflexión y para considerar un posible futuro si el presente continúa su curso.

La novela toma lugar en Gilead, que no es nada más que los Estados Unidos luego de que un sector cristiano fundamentalista tomara control del gobierno. Desde el punto de vista de Defred (Offred, en inglés), la protagonista y criada del título, conocemos este estado totalitario y patriarcal. Defred es una criada que viste de rojo y cumple una función importante en la sociedad: procrear. Estas criadas las alojan familias de una elite social para darles hijos a estos matrimonios. Se les provee un vestido rojo que las cubre por completo y un tipo de hábito, cuyos bordes se extienden como alas gigantes y ocultan sus facciones de los demás. Una vez estas criadas de rojo cumplen su función en un hogar, pasan a otro a tratar de repetir la hazaña.

Hay otros tipos de criadas, con roles más tradicionales como limpiar y cocinar, que visten de manera semejante, solo de verde y sin el raro sombrero. Las esposas de los hombres de elite, llamados “comandantes”, visten de azul y son las que gozan de más privilegios que las demás. No obstante, en esta distopía, las mujeres no tienen derecho a nada. La persecución religiosa y moral es la orden del día, en que se linchan a aquellos que desafían la autoridad.

El punto de vista de Defred nos permite vivir la opresión de este lugar de manera convincente. Poco a poco, ella nos revela cómo funcionan los códigos sociales. Además, nos cuenta cómo sucedió el cambio de una democracia a una teocracia y cómo ella llegó a ser lo que es. En el transcurso de la obra, Defred se involucra en las intrigas del hogar al que ha sido asignada, a la vez que descubre una red insurgente que intenta sacarle información.

El cuento de la criada ofrece una óptica de las tendencias sociales que se podían apreciar en la década de los años 1980, pero que se han vuelto relevantes en nuestra actualidad. Además, crea suspenso e intriga en los lectores, que querrán saber cómo es esta distopía y qué le sucederá a la protagonista una vez se involucra en el enjambre de la trama. Al igual que con 1984, de George Orwell, es interesante (y espantoso) ver las semejanzas de la obra de Atwood con la actualidad.

 

El cuento de la criada (The Handmaiden’s Tale)

Margaret Atwood

Editorial Salamandra, 2017

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en julio 30 de 2017.

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