Día a día en la antigua Roma
¿Cómo habría sido vivir un año en la antigua Roma? ¿Qué habría sido un día normal o uno festivo? Este tipo de información se puede encontrar en libros de historia, pero requeriría de una extensa búsqueda e investigación. Uno también podría leer alguna novela histórica ambientada en esa época, aunque en ese caso la realidad podría alterarse para que la trama de la obra funcione. Tal vez, la mejor manera sería a través del libro Un año en la antigua Roma, del español Néstor F. Marqués.
La premisa es sencilla: el autor toma el calendario romano y nos muestra, de mes en mes, la vida cotidiana de los ciudadanos romanos. La ejecución es mucho más compleja, por supuesto. Fíjese en que el Imperio romano duró siglos, por tanto, su calendario sufrió muchos cambios. Vamos, que no hace tanto los puertorriqueños teníamos tres o cuatro días feriados en el mes de julio y ahora parece que cambiará cada cuatrienio. Tal vez parecería que esa referencia a la política local es medio traída por los pelos, pero sucede que el mismo calendario romano sufría cambios debido a la manera en que sus políticos querían manipular sucesos a su favor. Eran capaces de cambiar la cantidad de días en un mes o un año para que una votación se llevara a cabo en días que les favorecían, por ejemplo. No fue hasta que Julio César decidió instalar un sistema basado en cálculos matemáticos que por fin se normalizó la cantidad de meses y días en un año calendario, al punto que es el mismo sistema que utilizamos hoy día.
Esa explicación es una de muchas que se encuentran en el libro de Marqués, cuya primera parte detalla cómo se marcaba el paso del tiempo en la antigua Roma, desde los días del año hasta las horas del día. Esta primera parte, aunque muy útil y explicativa, se asemeja a la manera en que disemina información en un libro de historia tradicional. Este hecho no es necesariamente negativo en sí, pero la impresión que uno se lleva del tomo antes de abrirlo es que no impartirá información de esa manera harto conocida.
Afortunadamente, la segunda parte, que relata la vida romana un mes a la vez, sí logra presentarnos toda esta información histórica de manera amena e interesante. El autor utiliza las fechas importantes, generalmente días festivos —como Lupercalia— o en los que ocurrieron sucesos de gran envergadura —el asesinato de Julio César, por ejemplo— y explica sus orígenes o las diferentes versiones de los hechos, según sea el caso. Además de presentar la información, el autor toma tiempo para desmentir exageraciones o falsedades con las que nos confundimos a menudo, como la alegación de que el actual día de San Valentín tiene sus comienzos en Lupercalia, una fiesta de pueblo de naturaleza salvaje y sexual. Según el autor, es improbable que guarden algún tipo de relación o que la primera haya sido inspirada por la segunda —más bien, todo apunta a que el día de San Valentín tenga que ver con otra celebración romana que se daba a principio del mes de febrero. Según se continúa la lectura, uno logra entender mejor la cultura de los romanos antiguos.
Para quien les guste la historia, el libro es ideal. Toma de una gran cantidad de fuentes clásicas y contemporáneas y logra su cometido de presentar la vida romana. El autor, además, incluye enlaces a sus páginas en Internet y en las redes sociales que abundan en otras facetas de la historia romana, como un video que es una recreación del asesinato de Julio César, por ejemplo. Es, sin duda, una adquisición importante en la biblioteca de cualquier aficionado del Imperio romano o de la historia en general.
Un año en la antigua Roma
Néstor F. Marqués
Espasa, 2018
Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 26 de 2018.