Vieques en lucha
Es difícil creer que pronto se cumplirán dos décadas desde que la Marina salió de Vieques. Es bastante fácil recordar las imágenes de aquellos arrestos, las protestas de casi todos los sectores del país y aquellas marchas multitudinarias. Para muchos puertorriqueños, la lucha contra la Marina comenzó a principios de 1999, cuando una bomba mató al guardia de seguridad David Sanes. Sin embargo, esta lucha había iniciado décadas antes de 1999 y no fue a manos de activistas ni estudiantes, sino por los pescadores de la Isla Nena. Al menos, así lo relata Carlos Zenón en sus Memorias de un pueblo pobre en lucha.
A lo largo de trece capítulos anecdóticos, Taso, como lo apodan, nos cuenta, suceso por suceso, cómo recuerda la lucha en contra de la Marina estadounidense. Con un lenguaje sencillo y coloquial, el lector sentirá como si el autor estuviera a su lado contándole lo que vivió en uno de los periodos más álgidos de la historia reciente.
El autor cuenta en detalle las tácticas que utilizaron los pescadores puertorriqueños para interrumpir las diferentes maniobras militares que se llevaban a cabo en Vieques. Narra, por ejemplo, que dejaban nasas de pesca en aguas llanas, lo que provocaba que las hélices de los motores de los navíos militares se enredaran con las cadenas. En una ocasión, asegura, rodearon de madrugada un campamento de soldados en medio de un ejercicio bélico, logrando sorprender, de manera bochornosa, a la fuerza militar más poderosa del mundo.
Zenón no se limita a contar las acciones de protesta, sino que detalla también la lucha en contra de la Marina en los tribunales federales. Abunda sobre el juego político en que se enfrascó, tanto contra poderes locales, como contra jugadores internos en la Asociación de Pescadores de Vieques, que dirigía. Por ejemplo, Zenón detalla el proceso legal y político contra diferentes almirantes de la Marina y el gobernador de Puerto Rico en aquellos tiempos, Carlos Romero Barceló. El exgobernador demandó a la Marina, en nombre del Gobierno de Puerto Rico, bajo el pretexto de que el cuerpo militar violaba leyes ambientales federales. Los pescadores, por su parte, también demandaron a la Marina por daños contra su equipo de trabajo y por atentar contra el sustento de los pescadores. Posteriormente, ambas demandas se presentaron juntas. Luego, Zenón explica cómo el exgobernante, ante sus ojos, utilizó la situación para adelantar sus fines ideológicos y políticos, y cómo la Marina prácticamente sobornó a otros integrantes de la Asociación de Pescadores para disolver la entidad.
El volumen también cuenta las consecuencias que tuvieron las acciones tomadas por los pescadores. Entre ellas, Zenón sufrió la muerte de uno de sus compañeros en una prisión de Florida, estuvo preso en Oso Blanco y enfrentó la traición de sus propios compueblanos y colegas. El autor cuenta en detalle cómo se suscitaron estos eventos en su vida. Lo que opina Zenón sobre diferentes políticos e instituciones quedará muy claro en estas Memorias, lo que es lógico. Sin embargo, desconcierta cuando provee información imposible de corroborar, como son los motivos que podrían tener los diferentes actores de estos sucesos. En ocasiones, llega a conclusiones que son casi imposibles de validar, pues se basan en su interpretación o lectura de las mentes de sus protagonistas.
Salvo por eso, las Memorias de un pueblo pobre en lucha es un libro de referencia recomendado para cualquier puertorriqueño. Provee un punto de vista histórico de parte de un participante activo en la lucha por sacar la Marina de Vieques desde 1978 hasta 1998. El autor ha prometido un segundo tomo, en el que contará lo sucedido en la Isla Nena a partir del final del siglo XX. En este, relatará la salida del cuerpo militar y sus consecuencias. Será una grata inclusión a mi biblioteca.
Memorias de un pueblo pobre en lucha
Carlos Zenón
Editorial El Antillano, 2018
Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en febrero 24 de 2019.