Reseña: Antonia: tu nombre es una historia

El caso de Antonia

Es imposible medir la tragedia de una vida joven perdida, aun más cuando se trata de una estudiante con buenas notas, a punto de graduarse y entrar al servicio público como maestra. Uno se pregunta cómo habría afectado la vida de un sinnúmero de estudiantes, cuántas vidas pudo haber transformado, de no encontrar la muerte a manos de un policía. El caso del que escribo es muy conocido: el de Antonia Martínez Lagares, cuyo nombre reconocerán muchos por la canción epónima que escribió en su honor Antonio Cabán Vale, “El Topo”, y de la cual el exjuez Hiram Sánchez Martínez usa uno de sus versos para titular su libro, “Antonia: tu nombre es una historia”.

El libro es una combinación de la investigación del autor sobre los hechos ocurridos en Río Piedras en marzo 4 de 1970 y sus recuerdos de la época, pues el autor conocía bastante bien a la víctima. Como algunos recordarán, durante un motín en la Universidad de Puerto Rico, el entonces rector de la institución pidió que la Fuerza de Choque entrara y sacara a todos los que estuvieran dentro del recinto. Esta “limpieza” a macanazos se extendió por las calles adyacentes a la universidad y, según se cuenta, provocó que unos jóvenes, entre ellos Antonia, les gritaran “abusadores” a unos policías que golpeaban a un muchacho, cuyo pie se había enredado en una alcantarilla. Acto seguido, uno de esos policías disparó hacia el balcón donde estaban los estudiantes y mató a Antonia de un disparo en la cabeza. Hirió, además, en el cuello, con la misma bala, a otro estudiante, Celestino Santiago Díaz.

Aunque hubo un acusado inicialmente, el proceso no se extendió más allá de la vista preliminar por falta de pruebas. Todavía hoy el caso se mantiene sin resolver. Sánchez Martínez, luego de enganchar la toga, decidió investigar el caso en aras de encontrar al culpable por la muerte de su amiga, a pesar de que habían transcurrido casi cincuenta años. Como exjuez, el autor logra darle un toque imparcial a los hechos y permite un análisis bastante certero, a mi juicio. Su visión ante las procedencias legales del caso de Antonia revelan de manera clara el porqué de las distintas decisiones de fiscales, defensa y jueces involucrados.

El autor repasa los hechos desde su memoria, ya que estuvo en Río Piedras aquel día, además de contar los sucesos anteriores y posteriores del asesinato. Los lectores podrán vivir (o revivir, según la edad) el ambiente y las tensiones entre los sectores gubernamentales, sociales y estudiantiles. Estos sectores se dividían entre los que combatían la militancia estadounidense, involucrada en la guerra de Vietnam y que buscaba más reclutas para su ejército, y los que estaban en contra de los movimientos independentistas y comunistas de la época. Antonia se convertiría en mártir a partir de su muerte.

Además de contar la situación social, Sánchez Martínez detalla las trabas que enfrentó durante su investigación: a lo largo de los años, el Gobierno de Puerto Rico se deshizo de todo documento relacionado con la muerte de Antonia. No obstante, el autor recurre a periódicos de la época, a testigos y a personas involucradas en el caso que aún viven. Al final, presenta una lista de personas con las que quisiera conversar y que, a su juicio, podrían ayudar a esclarecer el caso. Lo más triste de esta historia es saber que el potencial de una estudiante brillante desapareció, a manos de una persona que es parte de una institución a la que nunca le importó esclarecer ese crimen. Cincuenta años después, la Policía de Puerto Rico aún tiene una bajísima cifra de esclarecimientos de crímenes (23%, según reportado en este diario el 28 de diciembre de 2018, en “Esclarecen menos casos criminales en Puerto Rico en el 2018”). El Topo cantó que “los pueblos no perdonan; un día esa ley se ha de cumplir”. Esperemos que Hiram Sánchez Martínez logre lo que todo un aparato gubernamental ha sido incapaz de lograr.

Antonia: tu nombre es una historia

Hiram Sánchez Martínez

Publicaciones Gaviota, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en marzo 24 de 2019.

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