Reseña: Catorce colmillos

Surrealismo fantasmagórico

La ciudad de París está repleta de elementos inspiradores para cualquier escritor. Gran parte de los clásicos toman lugar en la ciudad francesa, al punto que sentimos conocerla aun si nunca la hemos visitado. Debo confesarme culpable de este fenómeno, ya que hace algunos años escribí un cuento inspirado en la ciudad (“Como en París”), así que tampoco sorprende que la ciudad de las luces inspire a otros a hacer lo mismo. En este caso, el mexicano Martín Solares opta por caracterizar a la capital francesa más por sus tinieblas que por sus luces en una mezcla de novela detectivesca y terror con Catorce colmillos.

La novela se ambienta en 1927, en un París más raro de lo usual. Aquí, los seres vivientes comparten las calles con fantasmas, vampiros y licántropos que interactúan en su diario vivir (o su diario morir, tal vez), aunque la mayoría no lo sepa. Debido a esto, la Policía mantiene una división que aplica la ley para estos entes de penumbra. Los lectores vivirán la experiencia desde el punto de vista de Pierre Le Noir (Pierre El Negro, en francés) un joven detective que puede ver y conversar con fantasmas. La acción comienza cuando se investiga la misteriosa segunda muerte (vivió cien años antes, murió, fue fantasma y murió otra vez) de un falsificador de documentos, que aparece con catorce heridas puntiagudas y sin una gota de sangre en el cuerpo. En el curso de la investigación, Le Noir entrevistará a una vampira, Mariska, que lo ayudará a resolver el crimen. En sus andanzas, también conocerá a personajes vivos (para esa época) y muertos como Oscar Wilde, Georges Simenon, Louis Pasteur, Pablo Picasso, André Bretón, Man Ray y Kiki de Montparnasse, entre otros.

Poco a poco, Le Noir y Mariska resuelven el enigma del cadáver y se explica cómo funciona este mundo oculto para la mayoría de los seres vivientes. A pesar de estar ambientada a principios del siglo XX, se puede notar que se describe con ciertas sensibilidades de nuestro siglo XXI. La novela tiene semejanzas con referentes culturales, como la película Betelgeuse, por la manera en que se refleja la burocracia en el mundo sobrenatural, que requiere pasaportes y citas, cuyas esperas pueden durar siglos; guarda semejanza también con el mundo de Harry Potter, por la manera en se describen las instituciones paralelas entre los seres vivos y muertos, algo así como la de los magos y los muggles de la mencionada serie.

La trama se desarrolla de manera entretenida y atrapante, cualidades esenciales para una novela de misterio. Tiene sus momentos cómicos, especialmente cuando Le Noir interactúa con personajes históricos famosos. Sin embargo, la conclusión llega de manera abrupta, ya que trae elementos que se utilizaron al principio de la novela, pero que no se prepararon mejor en el transcurso de la trama. El crimen que se resuelve tiene una explicación que no satisface del todo, debido a que no se caracteriza muy bien a los malhechores y deja cabos sueltos para una posible secuela. En fin, es una novela apropiada para un público que disfrute de los vuelos fantásticos que presenta la narración y es una buena manera de introducir los personajes del movimiento surrealista a quienes no se han encontrado con ellos antes.

Catorce colmillos

Martín Solares

Penguin Random House, 2018

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en mayo 12 de 2019.

 

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