Los que me conocen saben que me gusta la cocina y comer bien. Aunque disfruto salir a comer cuando se puede, también me encanta preparar la comida. Paso demasiado tiempo buscando recetas y viendo videos de cocina en internet. Como suelo cocinar a menudo, he desarrollado un poco de destreza para improvisar con lo que haya en la nevera y la alacena.
Esta receta es una variación de otra que saqué de The New York Times, que usa una mezcla de linguini, limón y crema espesa. Yo le añadí una carne y queso gorgonzola para que llene un poco más. Cualquier nutricionista me lincha por esta alteración, pero la salsa de limón le da un sabor chévere a la carne (generalmente camarón o pollo). Si lo quieres usar como guarnición, no le añadas estas proteínas. No recomendaría carne roja, en todo caso (y la carne de cerdo es roja). Como acompañante, la pasta va con casi cualquier carne, pero te meterás una cantidad excesiva de calorías al cuerpo. Si vas correr un 5K o algo por el estilo el día después, mete mano.
Sin más, vamos a los ingredientes (para 2 a 3 personas, según sus apetitos):
1 taza de pasta (rotini, penne, farfalle o semejante si es con carne; linguini o spagueti, si no)
2 cucharadas de mantequilla (no margarina, hereje)
1 limón amarillo
1/4 de taza de crema espesa (puede ser más; no pierdas la cabeza si te excedes un poco)
1 pechuga de pollo
sal y pimienta
queso grogonzola (no sé la medida; lo hago a ojo. En el procedimiento lo explicaré un poco mejor)
1 diente de ajo
orégano seco o fresco, como gustes
1 cucharadita de aceite oliva
Procedimiento:
Corta al pechuga en trozos, échale sal, pimienta y orégano. En una sartén a fuego medio alto (en una escala del 1 al 10, usa el 6), calienta la cucharadita de aceite de oliva. Machuca o corta el ajo y añádelo a la sartén canado haya calentado. Espera un minuto para que el aceite absorba el sabor del ajo, pero que no se queme. Añade el pollo. Cocínalo hasta que dore; recuerda removerlo cada dos o tres minutos, según tu nivel de vagancia.
Mientras el pollo se cocina, pon a hervir agua con sal para la pasta. Espera a que parezca la olla de una bruja antes de añadir la pasta. Sigue las instrucciones del paquete en cuanto al tiempo que debe hervir la pasta. Usa un cronómetro para medir bien el tiempo. Antes de meter la pasta al agua, en otra sartén calienta la mantequilla y ralla la corteza del limón amarillo sobre la mantequilla. No quieres que se queme la cáscara del limón, así que échale la crema espesa. Cuando comience a hervir, échale media taza del agua hirviendo de la pasta. Quieres que la pasta haya hervido en esa agua por al menos un minuto, ya que ese almidón que suelta ayudará a espesar la salsa. Añade un poco de pimienta a la salsa. Si ves que la salsa hierve muy rápido y está en peligro de quemarse, baja el fuego o la temperatura. Llevalo a 5 o 4 de ese 6 en que lo tenías. Ralla el queso gorgonzola sobre la sartén. Yo uso un lasqueador de queso, que lo corta bien fino y le añado 4 a cinco lascas, dependiendo de mi estado de ánimo. Si el pollo está listo, añádelo.
Cuando queden dos minutos de cocción para que la pasta esté lista (recomiendo que lleves el tiempo, así no tienes que quemarte los labios probando un canto de pasta), añádela a la sartén con la salsa de limón. Exprime el limón sobre la sartén. Si no lo deseas tan ácido, añade una mitad solamente. Si al echar la pasta está demasiado dura (porque no seguista alguna instrucción), añade una taza de agua que sobró de donde herviste la pasta. El almidón que contiene esa agua ayuda a que la salsa espese. Remueve esporádicamente todo con una cuchara de madera (puede ser de cualquier material, pero la de madera te hace parecer que llevas años haciendo esto) hasta que la mezcla cobre la consistencia que desees. Apaga la hornilla y sirve al momento. Si tardas mucho se pasma. Déjale la pasta pasmada a Olive Garden o a Macaroni Grill.
Habría sido buena idea incluir fotos, pero da trabajo cocinar y tomar fotos a la vez. Además, no se me ocurrió escribir esto hasta después de que nos hartáranos de pasta con pollo al limón. Si la preparas, déjame una nota y me dices cómo te fue. No me hago responsable de tus resultados, eso sí.
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