Reseña: El escondite perfecto

Viaje al pasado

Tal vez sea porque el lapso de atención de las personas es más corto hoy día o porque no se necesita un mínimo de páginas para publicar en esta era digital, pero lo cierto es que la novela corta se ha vuelto cada vez más popular. Por corta, me refiero a las obras de menos de 150 páginas, ya que el término es relativo. Una novela de 500 páginas puede parecer corta ante los dos volúmenes del Quijote, que ronda las 1300, según la edición. Más autores hoy día optan por publicar estas novelas que pueden leerse en uno o dos días, casi como cuentos largos. Hasta se podría generar un debate acerca de si son novelas o cuentos, pero, al fin y al cabo, lo importante es que se narra una historia. El escondite perfecto, del puertorriqueño Edwin Colón Pagan, es una muestra de esta modalidad literaria.

La trama comienza en el siglo XXI, pero rápidamente nos transporta al XIX, en el año 1825, con la duquesa Lucrecia que necesita albergarse en el San Juan de aquella época luego de sobrevivir un motín en la embarcación en que viajaba. Lucrecia desea esconder su origen aristócrata en lo que espera a Antonio, un hombre de negocios español enamorado de ella. Una vez llega el comerciante, se mudan a Uruguay, donde Antonio comete bigamia, ya que tiene esposa en Madrid, y se casa con Lucrecia. Poco después, Lucrecia da a luz a unos gemelos, aunque uno muere al nacer. En este punto de la historia, comienza a revelarse cómo Lucrecia salió de Tenerife, en las Islas Canarias, fue prostituta, conoció a Antonio y llegó a Puerto Rico. Luego, conoceremos los destinos de los descendientes de Lucrecia, hasta llegar a Diego, quien inicia la historia en nuestra actualidad y descubre la historia familiar.

Si suena como una historia ambiciosa para contar en menos de cien páginas es porque tal vez lo sea. La novela narra, en pocas páginas, los sucesos de una familia a lo largo de más de doscientos años (se extiende un poco a nuestro futuro). En la literatura, cualquier cosa se puede lograr, pero no creo que este sea el caso. A veces, la narración parece una sinopsis de sucesos y no les permite a los lectores vivir la escena. Suceden muchas cosas: hay infidelidades, muertes, enamoramientos, motines, peleas, intentos de asesinato, brujería, traiciones y todo tipo de eventos que podrían dramatizarse, pero suelen desaprovecharse estas oportunidades. La narración en sí confunde, ya que alterna entre la primera y tercera persona indiscriminadamente, sin ningún tipo de señal para el lector. Un párrafo lo narra la protagonista y el próximo, dentro del mismo capítulo, lo hace un narrador omnisciente.

La historia, dentro de todo, es interesante, con sus intrigas tanto terrenales como espirituales. Es una historia bien redactada, que necesita dramatizar los eventos claves para así lograr que la audiencia viva los infortunios de esta familia, en lugar de solo leer acerca de ellos. ¿Puede lograrse en menos de cien páginas? Por supuesto que sí. ¿Cómo? He ahí el oficio de escribir, que solo se mejora con la práctica y perseverancia.

El escondite perfecto

Edwin Colón Pagán

Letra Minúscula, 2019

Esta reseña se publicó originalmente en El Nuevo Día en agosto 25 de 2019.

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