Visita al médico

No suelo ir al médico, a menos que me sienta demasiado mal. Ese fue el caso ayer. Apenas podía tragar, de lo mucho que me dolía la garganta. Así que fui.

Llegué a las 10:00 a.m. y me senté a esperar mi turno. Me di cuenta que no llamaban a nadie a pasar a la sala de examinación. No tardé en darme cuenta que el querido doctor no había llegado, pero ya estaba ahí. Me quedé leyendo las revistas que había en la sala de espera. Todas eran de IMAGEN y pronto estaba súper aburrido.

Nota 1: No sé por qué no me llevé un libro. Es una regla de oro: si vas a un lugar donde vas a esperar, siempre lleva uno.

Nota 2: Me pregunto si los lectores de la revista mencionada consisten nada más de aquellos que no tienen otra cosa que hacer. Sólo miré las fotos, porque los artículos eran tediosos. Debo admitir que tiene el título perfecto: no contiene nada de substancia.

Una hora después, llegó el médico. Esperé dos horas más en lo que me atendió (había alrededor de siete personas antes de mí). Todo para que me viera la garganta, decir que tenía tonsilitis y recetarme antibióticos. No creo que duré más de cinco minutos allí.

Odio ir al médico…

(Aunque debo aclarar que hice lo correcto en ir. Uno de los pocos comentarios que me hizo fue decirme que la infección empeoraría en uno o dos días).
Me pregunto: si la medicina no fuera un negocio, ¿pasaría lo mismo?

6 comentarios

Saltar al formulario de comentarios

  1. Pobre José. Creo que con lo que te dije por messenger, no debo decir más. Y con tus respuestas, no debo comentar más, jajajaja! Sólo espero que te mejores pronto y que pase tiempo a lo que tengas que regresar a un médico. Yo también los odio. Cuídate mucho amigo.

    • Madam el julio 20, 2006 a las 6:51 pm

    Esa es la maldición de la medicina, tener que esperar para una receta. A mi me pasa igual cuando tengo infección de oído.
    Espero te mejores pronto. 🙂 🙂

  2. Que te mejores, tocayo. En unos días yo también consultaré al médico, al mío que creo me hace esperar mucho menos que lo que te hace esperar el tuyo. El doctor me dirá que tengo hemorroides internas sangrantes, que ingiera más fibra y que no lea mientras esté sentado en el inodoro, como si ya no supiera qué hacer cuando noto las manchas rojas brillantes en mis heces fecales. De todas maneras, me llevaré el último libro de Santiago Roncagliolo, que no lo he soltado por dos días ni para ir al baño, mucho menos para ir al médico quien, como siempre, documentará una vez más uno de mis múltiples episodios sangrientos.

    • Madam el julio 23, 2006 a las 11:51 am

    ¿muchacho estas vivo? Saludos. 🙂

  3. José Oquendo, para eso mejor llévate el libro a la funeraria, jajajaja! Que te mejores!

  4. Un blog interesante…
    Espero que te mejores pronto.

    Saludos cordiales–>

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.