También conocido como el día del pavo. Es un día feriado que me gusta, aunque sea ateo y es una tradición puramente norteamericana que celebra el hecho que infectaron a los indígenas con viruela.
Me gusta el concepto de una cena preparada para familiares y dar gracias por lo que uno tiene. No necesito creer en Santa Claus Dios para darle gracias a la vida (así como Mercedes Sosa) por haberme dado tanto. Me gusta la preparación del pavo, del relleno (pan y salchica, en mi caso), del pastel de calabaza (cosa que intentaré este año, sin ayuda de mezclas ni tres carajos).
También es un comienzo al solisticio invernal (Navidad) que se ha celebrado desde los comienzos de la humanidad (mucho antes de Adán y Eva, para aquellos que crean en esas fábulas). Por alguna razón, es una temporada jocosa, familiar y chévere. Se encuentra el amor al prójimo y uno puede creer en la humanidad.
Claro, una vez llegue enero, uno se da cuenta de que el mundo sigue igual de jodido, pero no está de más ilusionarse por uno o dos meses.
Hya algunos que sufren muchos durante las navidades. A esos, les digo que no desesperen. La vida da más vueltas de lo que uno cree y siempre, SIEMPRE, vale la pena seguir viviéndola.
Así que, feliz navidad a todos y espero que encuentren cómo darle gracias a la vida, por haberles dado tanto (que Mercedes me predone por plagiarla).